En la rutina diaria, es fácil caer en la trampa del exceso de confianza. Esta complacencia, que a menudo se desarrolla sin que nos demos cuenta, puede ser extremadamente peligrosa, especialmente en entornos de trabajos de alto riesgo.

¿Qué es la complacencia?
La complacencia es ese estado mental donde asumimos que todo está bajo control, simplemente porque las cosas han ido bien durante un tiempo. Es cuando nos relajamos demasiado y dejamos de prestar atención a los detalles cruciales. En el contexto de la seguridad industrial, la complacencia puede llevar a la “mente no en la tarea”, donde ya no pensamos activamente en los riesgos asociados con nuestras acciones.
Imaginemos una situación común: un trabajador experimentado en una fábrica de manufactura ha realizado la misma tarea miles de veces. Un día, mientras realiza su rutina diaria, su mente comienza a divagar. Confía tanto en su habilidad y en la familiaridad con la tarea que no nota una herramienta mal colocada en su camino. Un pequeño tropiezo resulta en una lesión que podría haberse evitado fácilmente con un poco más de atención.
¿Por qué ocurre la complacencia?
La complacencia se instala cuando hemos repetido una tarea tantas veces que dejamos de ver los peligros potenciales. Nuestra mente tiende a operar en piloto automático. Esto puede ser beneficioso para la eficiencia, pero es peligroso cuando la seguridad está en juego.
Pregúntese: ¿Cuándo fue la última vez que realmente pensó en cada paso al realizar una tarea repetitiva? La mayoría de nosotros no lo hacemos a diario, y ahí radica el problema.
Consecuencias del exceso de confianza
El exceso de confianza no solo pone en peligro a la persona que lo experimenta, sino también a quienes están alrededor. Por ejemplo, no utilizar el equipo de protección adecuado porque “nunca ha pasado nada” puede resultar en un accidente grave. La historia está llena de casos donde el exceso de confianza ha llevado a errores críticos, desde pequeños cortes y quemaduras hasta accidentes fatales.
Técnicas para combatir la complacencia
- Autoconciencia: La clave es estar constantemente consciente de nuestro nivel de atención. Pregúntese regularmente si está completamente enfocado en la tarea.
- Revisión de procedimientos: Releer y seguir los protocolos de seguridad no es una pérdida de tiempo, sino una inversión en su bienestar.
- Retroalimentación de compañeros de trabajo: Aceptar y proporcionar retroalimentación constructiva ayuda a identificar áreas donde la complacencia puede estar afectando.
- Rotación de tareas: Cambiar de tareas regularmente puede ayudar a mantener la mente activa y alerta.
- Formación continua: Participar en programas de capacitación sobre seguridad mantiene la importancia de estos hábitos frescos en su mente.
La importancia de los buenos hábitos
Desarrollar buenos hábitos de seguridad es esencial. Algo tan simple como mover los ojos antes de mover las manos o los pies puede prevenir accidentes. Observa siempre el entorno antes de actuar. Este tipo de hábitos puede marcar la diferencia entre un día seguro y una jornada peligrosa.
La complacencia es un enemigo silencioso en cualquier entorno laboral, especialmente en aquellos de alto riesgo. Combatirla requiere un esfuerzo consciente y constante. Al estar atentos y practicar buenos hábitos de seguridad, podemos protegernos a nosotros mismos y a nuestros compañeros de trabajo.
Recuerde, su mente es su herramienta de seguridad más importante. Manténgala siempre en la tarea y nunca subestime los riesgos, no importa cuán familiar sea la tarea. La seguridad es una responsabilidad diaria que debemos tomar en serio cada día.





 
							 
                
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